El lucero de la tarde
al sol va persiguiendo,
y este de arrebol tiñendo
deja el horizonte que arde.
Espera que el sol se guarde
con su luz palideciendo,
brilla el lucero sintiendo
que podría hacer alarde.
ahora dueño del cielo
mostrando resplandeciente,
la luz que antes ocultaba
soberbio el sol tiranuelo,
que con su fulgor candente
a nadie brillar dejaba.
Jenofonte
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