domingo, 23 de agosto de 2009

Te esperaba



Te esperaba,
Como quizá, nunca lo sepas,
Te esperaba como al atardecer,
Como al crepúsculo,
Solamente para ver tu luz,
Lucero de mi alma.
Y sé que tú luz ha de ser especial,
Por que eres parte de mí,
De mis sueños,
Sangre de mi sangre,
Mi propia vida en tus tiempos.
Te esperaba, mis brazos lo hacían,
Y a partir de hoy,He de ser tu remanso,
El escalón de tus juegos,
Unos mimos descuidados,
Que te tomarán por asalto,
Para robarte sonrisas
O alejar el llanto.
Te esperaba,
Pero, a partir de hoy,
Te esperaré más que nunca,
Esperaré los instantes,
Que te acerquen a mis prados,
Para retozar alegre,
De mi mano,
Las dos juntas, de mi mano…

Para Lucero….(felicidades Abuela!)

Raúl Arozarena

lunes, 10 de agosto de 2009

Lucero vespertino



Ocurrió una medianoche
a mediados de verano;
lucían pálidas estrellas
tras el potente halo
de una luna clara y fría
que iluminaba las olas
rodeada de planetas,
esclavos de su señora.
Detuve mi mirada
en su sonrisa helada
-demasiado helada para mí-;
una nube le puso un velo
de lanudo terciopelo
y entonces me fijé en ti.
Lucero orgulloso,
remoto, glorioso,
yo siempre tu brillo preferí;
pues mi alma jalea
la orgullosa tarea
que cumples de la noche a la mañana,
y admiro más, desde luego,
tu lejanísimo fuego
que esa otra luz, más fría, más cercana.

Edgar Alan Poe

Versión de Andrés Ehrenhaus


sábado, 1 de agosto de 2009

La paz de un niño


La paz de un niño es la paz en piel de armiño, la paz de un bello ruiseñor cuando el Señor quita sus penas llenando de alegría y horas buenas a quien más le significa el poder del amor. Es del niño la blancura la paz que da frescura, diamantina una paloma que al niño se asoma y se le posa sin ningún temor llenando de color con arco iris para pintar su dolor con un marco que significa ternura de corazón. Con el niño la paz se inflama con la llama del valor superior con la voz amorosa de un racimo de silabas que salen de su propio corazón para plantar con tacto un canto que solo rime con amor. Coronados los niños por Dios amados sin pena en la batalla porque no calla la mano que intenta asesinar su pregón porque se mata con el niño el divino don y cardos y penas quedaran sin el niño de la paz sin el niño que vino a enseñar con su inocencia la ciencia de la firme y buena voluntad


®VICTORIA LUCIA ARISTIZABALBOGOTA COLOMBIA